FORMACIÓN ESPIRITUAL Y DEL CARÁCTER
Tomando como modelo los parámetros sugeridos por ACSI, el CCMB se compromete a dirigir sus esfuerzos en pos de que sus egresados reflejen el siguiente perfil:
FORMACIÓN ESPIRITUAL Y DEL CARÁCTER
EN LO ACADÉMICO E INTELECTUAL.
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Bien preparados en todas las disciplinas académicas y poseedores de habilidades para integrar las verdades bíblicas a todas las áreas del saber.
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Conscientes de la importancia de obtener un buen dominio de la Lengua Española y de la utilidad de lograr expresarse correctamente de manera oral y escrita.
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Con aprecio hacia la lectura, como fuente primordial de aprendizaje y desarrollo del intelecto, vocabulario, razonamiento y conocimiento general.
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Con aptitudes para la oratoria, habilidad de escuchar y razonamiento crítico y lógico.
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Con aprecio hacia la literatura y las artes, mostrando comprensión de la manera en que, a través de ellas, se expresan y moldean las creencias y valores de los individuos y de los pueblos.
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Conocedores de la historia, geografía y costumbres de la República Dominicana y Haití, de la idiosincrasia de ambos pueblos e interesados por contribuir positivamente al bienestar de su nación y del país vecino.
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Poseedores de conocimiento y comprensión acerca de los eventos, características, costumbres y movimientos históricos de otros pueblos, naciones y lugares, incluyendo la historia de Israel y de la iglesia cristiana.
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Respetuosos de las culturas de otros pueblos, capaces de contrarestar prejuicios étnicos, de promover la armonía interracial y de practicar la hospitalidad bíblica con el extranjero, sin comprometer sus propias creencias.
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Conscientes del valor de las lenguas extranjeras e interesados y abiertos a aprender otros idiomas.
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Con habilidades apologéticas para defender su fe.
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Comprometidos a continuar aprendiendo a lo largo de toda su vida.
FORMACIÓN ESPIRITUAL Y DEL CARÁCTER
EN LO SOCIAL
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Conscientes y respetuosos del valor de cada ser humano en virtud de haber sido creados a imagen y semejanza de DIOS.
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Comprometidos en hacer un buen uso de los recursos a su alcance a fin de contribuir positivamente a la sociedad. Conscientes de los problemas ecológicos que enfrenta nuestro planeta y de su responsabilidad ante DIOS de hacer buena mayordomía de la tierra.
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Poseedores de las habilidades necesarias para hacer preguntas, resolver problemas, mediar en conflictos y tomar decisiones sabias. Capaces de defender en forma artículada la cosmovisión cristiana que poseen, a la vez que tienen un entendimiento básico de otras cosmovisiones antagónicas.
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Sensibles a las necesidades de los demás e involucrados en actividades de servicio social a la comunidad y, cuando sea apropiado, en actividades de carácter cívico-político.
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Activamente involucrados en su iglesia local, sirviendo a DIOS y a los demás.
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Con aprecio al valor de la familia como célula básica de la sociedad y del valor de la vida desde el momento de su concepción.
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Preparados para practicar los principios morales de una vida familiar saludable y conscientes de la importancia del matrimonio según lo ordenado por DIOS, a fin de poder contribuir a la salud mental, física y espiritual de los hijos.
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Respetuosos del derecho y de las autoridades puestas por DIOS. Practicantes de la justicia, misericordia y equidad a fin de contribuir a una cultura de paz en la familia y en la sociedad.
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Capaces de rechazar las presiones de grupo, de discernir lo malo de lo bueno, y de tratar sus propios cuerpos como templo del Espíritu Santo. Respetuosos de las relaciones interpersonales y capaces de relacionarse íntegramente con las personas con quienes vive, trabaja y se divierte.
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Buenos administradores de sus finanzas, su tiempo (incluyendo el tiempo libre) y cualquier otro recurso a su disposición.
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Conocedores de la dignidad del trabajo como una expresión de la naturaleza de DIOS y como vía adecuada para conseguir los bienes necesarios.
FORMACIÓN ESPIRITUAL Y DEL CARÁCTER
EN LO ESPIRITUAL
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Comprometidos en una relación personal con Jesucristo.
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Comprometidos con el desafío de cumplir con la Gran Comisión, transmitiendo las buenas nuevas de salvación en su localidad y cualquier lugar del mundo, de una manera sensible a las diferencias culturales.
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Portadores del Espíritu Santo, reflejando en su vida el fruto del Espíritu, el cual se manifiesta en una vida llena de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
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Conocedores de la verdad de la Palabra de DIOS, y hacedores de ella.